jueves, 11 de abril de 2013

Convertir a la mujer en "cosa".






Que conste que me considero feminista. Si bien, mi feminismo nada tiene que ver con la ideología de género: ese raro engendro intelectual que ha cercenado tanto a la mujer que la ha reducido a simple… cosa. Al final, aunque su objetivo era otro, les ha salido el tiro por la culata.

Me encontraba caminando hace unos días por Murcia, y sin exagerar, podía haber más de diez carteles anunciando ropa interior de mujer. Leyendo el periódico: tres páginas de anuncios de contactos. Internet: millones de mujeres son mostradas como un mero objeto de placer. Y podríamos seguir, lamentablemente, poniendo ejemplos, todo el día.

Mucha gente me dice: ¡Son libres! ¡Pueden hacer lo que quieran!

Totalmente cierto: son libres. Pero eso es algo que es evidente, no es nada nuevo. Están ejerciendo su libertad…

He aquí el drama. Son absolutamente libres. Y, libremente, se dejan usar como un mero objeto. “Como son libres, está bien…”. Luego nos quejamos de que hay “violencia de género” (nombre nefasto): nos han acostumbrado a que la mujer se deje usar como objeto, y hemos creído que como lo hacen libremente, está bien. Y, luego, claro, muchos hombres tratan a sus mujeres como objetos. La ideología de género ha disuelto lo masculino y lo femenino, en algo ciertamente confuso. Ser mujer o varón ya no es cuestión de cromosomas sino de libre elección. Ser varón o mujer ha pasado a formar parte de ese bagaje de lo superfluo que con el que carga el hombre moderno: ha pasado a formar parte de esa lista de compra infinita en la que puede elegir. Y en este inmenso supermercado de lo superfluo, el hombre y la mujer modernos se han perdido, se hallan confusos, y finalmente no saben quiénes o qué son. La ideología de género ha puesto el grito en el cielo: “¡Mujeres del mundo, uníos: sed libres, usad vuestro cuerpo de cualquier manera!” Y, en un acto dramático de absoluta libertad, muchas mujeres han elegido dejar de ser mujer para ser…cosa. ¿Triste, no es cierto?

Que quede claro: la autonomía de la mujer debe ser defendida. Su paridad con respecto al varón, igualmente. Pero teniendo en cuenta que la mujer es persona, no objeto.

Yo diría: “¡Mujeres del mundo, uníos! Sed libres, pero siendo libres, no escojáis lo más triste, no sea vuestro cuerpo un objeto de usar y tirar. Cuando un hombre te mira deseándote, te esta “cosificando”: te convierte en vulgar cosa. Defended vuestro cuerpo de la mirada indiscreta de hombres sin compasión, que os convertirán en un trapo sucio, deshecho y finalmente tirado en cualquier parte…”


1 comentario:

  1. Me encanto♥ Gracias por compartir; esto es totalmen
    te la realidad que vivimos.

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