domingo, 26 de mayo de 2013


Cuántas tropelías se han cometido y se cometen en nombre de la inteligencia y la buena voluntad. Me preocupa enormemente la diferencia entre el ser y el deber ser. Es posible que me meta en un jardín con estas reflexiones, si fuera así, demostraría precisamente aquello de lo que quiero hablar. Que queriendo yo poner en claro alguna cosa quizá lo único que consiga es marear al lector y hacerte perder el tiempo. Dicen que el papel lo aguanta todo. ¿Y el ser humano, cuántas veces somos capaces de levantarnos después de caer tanto y tan abajo? ¿Y la naturaleza, de cuantas agresiones saldrá todavía indemne? No dejamos de equivocarnos, incluso sin intención, que de eso hablo, pero aquí seguimos, tan tranquilos… ha vuelto a salir el sol.

Dicen, yo veo que es cierto, que el individuo necesita hacer una interpretación del contexto en el que vive. No parece que los animales o los objetos, qué te voy a contar, lo necesiten y, sin embargo, ahí están. Qué ínfulas las del ser humano, queriendo sojuzgarlo todo, entenderlo todo. Construye grandes telescopios para ver hasta dónde llega el Universo y microscopios igual de grandes para ver hasta dónde las micropartículas, (luego miras las fotos que sacan y no distingues el micro del macro universo, por ejemplo la imagen de arriba, quizá parezcan cráteres lunares pero es la vista de un linfocito con un aumento de 10 elevado a -6, dicen que en el cuerpo humano hay cien veces más células que estrellas en nuestra galaxia, es desconcertante, acojona, ¿a qué si?), abre en canal a bichos y personas para curarlos, alguna vez, y para tratar de entenderlos. Después de tomar café y mirar muy concienzudamente hasta debajo de las alfombras por si algo le ha pasado desapercibido hace una oración a Dios, a Ala, a Buda, a una piedra o a sí mismo, por si las moscas. No me digáis que esto no es una “cosmovisión” en toda regla.

¿Y si nada tuviera sentido, y si no tuviera que tenerlo?, ¿podríamos con ello? ¿Por qué ocurren las cosas? ¿Será verdad lo del efecto mariposa, que un estornudo en Japón provoca un terremoto en la otra parte de mundo? ¿Será cierto que de las buenas acciones se derivan buenas consecuencias? He empezado diciendo que no siempre es así. No lo rechaces sin pensar, sin analizar tu propia experiencia, ¿o no es cierto que buenas y malas cosas te han ocurrido sin razón aparente?; se te acercó aquel chico justo el día que ibas peor arreglada, aprobaste el examen cuando menos habías estudiado, perjudicaste a tu amigo justo cuando lo que querías era dar la cara por él. Sé que son ejemplos nimios pero si consiguiese yo ser más rigurosa, iríamos desde la experiencia más insignificante hasta las guerras religiosas en las que los dos bandos pretendían salvar a la humanidad, cada uno con su credo, o a la invención de la bomba atómica que “resolvió” y, de qué manera, la segunda guerra mundial.

Consecuentemente, las cosas, las circunstancias, las personas… ¿son como las vemos? (y mira que habrá tantas perspectivas como individuos) ¿o son per se; como son en sí, o no son siquiera y es todo una ilusión óptica o mental?  el sueño de algún alienígena borracho o la ocurrencia de algún dios del Olimpo o de otra barriada de dioses…


Podemos marearnos hablando de estas cosas, a mí me divierte. No sé si llego, o sea interesante, o esté capacitado para llegar a alguna conclusión, ¿quién me lo impide? Discurra lo que discurra, el tiempo pasa inexorablemente y lo mismo le da, al tiempo digo, que duerma, que piense o que me corte las uñas… Últimamente yo lo uso para escribir y publicar mis reflexiones. Dos cabezas piensan mejor que una. Quizá algún día te animes a contarme tu cosmovisión (o microvisión), dudo que sea necesario o mínimamente trascendente, pero lo que es a mí me tendrá muy entretenido mientras descanso de tanto estudio.

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