miércoles, 9 de noviembre de 2011

Idea profunda II

Está muy bien esto de tener regularmente una idea profunda. La de hoy es bastante peculiar... ¿qué funcionalidad tiene los gatos para el ser humano?

Los gatos no tienen ninguna interacción interesante con las personas. Se arrastran de un sofá a otro, dejándolo todo perdido de pelos, y nadie parece haber comprendido que no sienten el más mínimo afecto por nadie. El único interés que presentan los gatos es el ser objetos decorativos con capacidad de movimiento, un concepto que encuentro intelectualmente interesante.

Uno de mis conocidos se ha leído toda la obra de Balzac pero demuestra hasta qué punto la educación es una auténtica tomadura de pelo. Basta observarle con los gatos. Es vagamente consciente de su potencial decorativo, pero se obstina sin embargo en hablarles como si fueran personas, lo cual no se le pasaría por la cabeza si se tratara de una lámpara o de una estatuilla etrusca. Parece ser que los niños creen hasta edad avanzada que todo lo que se mueve tiene alma e intención pero quien menciono no es precisamente ningún niño, en cambio está visto que no alcanza a considerar que su gato no tiene más entendimiento que una aspiradora. Estoy dispuesta a reconocer que la diferencia entre un gato y una aspiradora estriba en que un gato puede sentir dolor y placer. Pero, ¿significa eso que tiene más aptitudes para comunicarse con el ser humano? En absoluto. Ello solo debería incitarnos a tomar precauciones especiales, como un objeto muy frágil.

En cambio si reflexionamos sobre la hipótesis según la cual el gato tiene una función de ser un tótem moderno, una suerte de encarnación emblemática y protectora del hogar, reflejando con benevolencia lo que son los miembros de una familia, la teoría se hace patente. Muchos dueños de gatos hacen de ellos lo que les gustaría que fuesen sus hijos e incluso ellos mismos.

Resumiendo, yo pienso que el gato es un tótem moderno. Por mucho que se diga, por mucho que se peore sobre la evolución, la civilización y un montón de palabras que terminan en "ción", el hombre no ha progresado mucho desde sus inicios: sigue pensando que no está aquí por casualidad y que unos dioses en su mayoría benévolos velan por su destino.

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