lunes, 2 de septiembre de 2013


—“Te quiero”

…me dice, y lo tengo al teléfono, ¿qué será lo que quiere decir y qué esperará que conteste? suerte que tengo cierta habilidad para parar el tiempo, de otra manera se impacientaría al otro lado pensando que se ha cortado la línea, me he quedado sin palabras, me he distraído en el peor momento o me ha incomodado su afirmación.


¿Debería decirle “yo también”, que es lo que se acostumbra? Cuando uno dice justo “lo que se acostumbra” es como si no estuviera diciendo nada, ¿no os suenan las conversaciones calcadas, las estereotípicas, las de rigor?: “¿Cómo estás?, bien ¿y la familia?, bien ¿y la tuya?, bien también ¿y el trabajo?, ni te cuento… Para eso es mejor ni preguntar, ni decir nada, y hacer como en los pueblos, un ligero movimiento de cabeza para ahorrarte hipocresías absurdas; preguntas que en realidad no te hacen, respuestas que no te dan, información hueca que es absolutamente nada lo que aporta.


¿Se referirá al “te quiero” romántico de Gustavo Adolfo Bécquer? a saber si ha leído algo suyo, ¿al de los amantes de Teruel, al de Romeo y Julieta, al de la trucha y el trucho, que también se querían mucho…? ¿Es un te quiero por si no te habías dado cuenta, te quiero aunque no lo parezca, aunque de la conversación previa o de la vida en curso no pudiera deducirse; a pesar de todo, de lo dicho y de lo vivido, te quiero?, ¿o será más bien retórico porque de sobra se nota que te quiero desde el momento que te he llamado, o por la manera en que me coges el teléfono, por lo disponible que estás siempre para mi, por el modo en que te miro cuando no me ves, te pienso cuando no estás o de ti hablo cuando no me oyes…?


¿Te quiero como una orden: “(¡aquí!) te quiero” en tal sitio y a tal hora, o donde quiera que vayas porque allí contigo iré”, como una imposición entonces; como quiere una sombra, un vigilante al que vigila, un guardián al que guarda, un cuidador al que cuida…? ¿Como un sentir exclusivo “(yo sí que) te quiero” y no aquella o aquel?, ¿(Sólo para mí) “te quiero”? que tengo del amor prerrogativa como si solo yo supiera querer. ¿“Como tu padre y tu madre te quiero, y tus hermanos y tus amigos…tanto como todos ellos juntos y más…”? “¡quieto, quieto!, ¿dónde vas? no fueras a reventar de tanto amor que me dispensas, si más que amor es vendaval (guarda algo de pasión para otros menest-seres, corazón).


¿Te quiero como ayer, como el mes pasado, como el día en que te conocí, como “siempre” te querré (qué aburrido)? ¿te quiero como la cotización diaria del sentimiento?, ¿como una revalida, como un plebiscito, como una elección ganada? (hoy he cumplido, he estado a la altura que aún soy digno de su amor); ¿te quiero a ti y a “nadie más”, a ti como jamás a nadie he querido? (cuidado no se te vaya a dar bien). Te quiero como solo yo alcanzo a querer, como sólo tú puedes ser querido (“porque somos el uno para el otro” debe ser). Te quiero en la distancia, en el tiempo, desde el alba hasta el anochecer… ¿cómo será que me quiere este bonico? (qué agotador parece) ¿y quién puede medir eso, el sentimiento?


Podría decirle “ya lo sé”, pero qué presuntuoso sonaría, aunque fuese el mejor síntoma de que me está queriendo bien. “Gracias” podría decirle, como si fuese el cambio de un billete lo que me estuviese entregando con su palabras; “te quiero, gracias, de nada, a mandar…” “Yo también” no puedo decirle, por lo expuesto arriba y porque su sentimiento es suyo y el mío será el mío, y siendo por fuerza distintos tendría que decirle: “te quiero yo a mi vez”… pero qué manía, que “te quiero” no es pregunta, es afirmación, de otra manera habría dicho: “¿me quieres?”.

Y llegué a lo que diré: “ya me había dado cuenta, tontito, qué suerte tienes al querer, casi más que si te quieren, pues querer es para el que lo hace un sentimiento cierto y conocido, mientras que que te quieran puede pasar gravemente inadvertido cuando no se sabe ver…” pero como es largo y pretencioso, suspiraré, eso siempre sorprende y funciona y le diré simplemente:
“¡Qué bien!”



—…“¡Cariño!…, ¡cariño!, (se ha cortado, o me ha colgado, ¿a ver si es que llevo diez minutos hablando en voz alta?)
Oye, cielo, qué te pasa, ¿te enfadas?, ¿que qué me he creído?, oye… que sí, tonto…:


“que yo también te quiero”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario