lunes, 2 de septiembre de 2013


Qué alentador pero qué inquietante al mismo tiempo eso de saber que ganamos una carrera de espermatozoides a millones de aspirantes como nosotros. Millones recorriendo un conducto vaginal lleno de peligros y sustancias asesinas. Tantas posibilidades frustradas, tantos fieros contrincantes, la mayoría, ¡cómo la mayoría! todos menos uno, todos menos tú, convertidos en nada, en material pringoso de deshecho.

En los momentos bajos siente uno curiosidad por conocer el papel que hubiesen hecho con “esta vida” todo el resto de hermanitos espermatozoides. Porque esa es la cuestión:
—¿Estamos esperando turno para nacer y cualquier esperma nos vale?, bien entendido que de haber montado yo en uno anterior o posterior hubiese podido nacer en Bangladesh, Connecticut o Burkina Faso.
—¿O somos ese esperma en concreto con toda su información genética a mezclar caprichosamente con el exquisito ovulo de la mamá…? No es lo mismo; ¿cuál sería la información que llevasen mis hermanitos fallidos? mira si no los hermanos de verdad, el que los tenga, lo mucho que llegan a diferenciarse de ti a todos los niveles. Se me ocurre ahora que puede que el esperma victorioso sea el que más corre por ir más ligero de peso que los otros, de ideas para después, de grandes preocupaciones, responsabilidades y proyectos, que así estamos tú y yo de inocurrentes.
A la Vida, a Dios, a la Naturaleza, a la casualidad o a todos ellos se les antojó que tú vinieses a este mundo, tú y no el de al lado ni el de atrás, esos cabezones lustrosos que te rodeaban por doquier. Es apasionante.

Tiene su importancia la pregunta de arriba, porque si somos el esperma asociado con el óvulo, y nada más que eso, desapareceremos cuando muramos, en cambio “si nos montamos en su momento” en aquel esperma vencedor que nos habilitaba a la vida quién dice que no podamos abandonar la nave cuando casque. Yo en principio prefiero lo segundo, por seguir compitiendo, o participando en la carrera. La más difícil de todas la ganamos tú yo sin ser conscientes, a ver ésta y las siguientes cómo lo hacemos con el afán que tenemos ahora de controlarlo todo.
Va a ser mejor dejarse llevar como “el día de la fecundación”. Tirar “palante” a toda pastilla sin mirar atrás.
Así que os dejo temporalmente, voy a tirar “palante” con mi vida, me traslado de casa y estaré menos pendiente de las nuevas tecnologías, que sinceramente a veces se hace necesario. No es un “hasta siempre” sino un “hasta pronto”. Mientras tanto sed felices, intentad sonreír con naturalidad y no dejéis nunca de querer a todos los que os quieren y os importan. La vida son cuatro días y debemos disfrutarla con los que se merecen que la compartamos con ellos… así que el que esté dispuesto a compartir un pedacito de él conmigo ya sabéis. Os despido con una instantánea veraniega, me he tomado los “deberes” al pie de la letra y me voy a comenzar a disfrutar. Fino al più presto.

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